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jueves, 26 de junio de 2014

EDUCADORES EN GUALEGUAY EN EL SIGLO XIX (2)



Los ilustrados y su compromiso con la población (2ª parte)
Por el Profesor Gustavo Cichero

Como se publicó en la primera parte de este estudio, el compromiso cultural de los intelectuales de nuestra ciudad, no es aislado. Distintos motivos movilizaron a los burgueses e intelectuales de todo el mundo, a comprometerse con la educación de los sectores populares. En algunos casos, el alto índice de delincuencia, en otros la difusión de ideologías subversivas y en el nuestro, la necesidad de encaminar la nación por la senda del progreso sostenido, tal como lo deseaban los ideólogos de la generación Romántica.


Los tratados pedagógicos del Siglo XIX, se preocuparon por la formación popular, pues además de solucionar los problemas antes expuestos, dignificaba la moral de la población y lo perfeccionaba.
La educación en Europa y América, hacía hincapié en despertar el patriotismo popular, moralmente virtuoso y útil para la sociedad.

Los ilustrados gualeguayenses, asumieron como un deber, la formación intelectual de sus vecinos. Así lo expresa Antonio Medina:
“Como miembro de una sociedad, estamos sujetos a las obligaciones que ella impone, no ya con ese carácter casi divino establecido en la familia, sino determinado, por la necesidad del auxilio mutuo del hombre. Hay también el deber de velar por la perpetuidad de las sanas costumbres y el perfeccionamiento del linaje humano.”(1)

Queda claro que este referente de la ilustración local, sentía la obligación de trabajar por el progreso cultural de la comunidad en que se desarrollaba. Esta tarea, voluntariamente asumida, nació desde su juventud. Medina, estudiante del Histórico Colegio de Concepción del Uruguay así lo expresa en un discurso pronunciado en 1876:
“¡Cuán satisfactorio  ha de ser para el hombre cumplir con el triple deber de la familia, de la sociedad y de la patria.
Hoy nos ilustramos: unos favorecidos por alguna cooperación que prestan los Gobiernos, otros debido a los sacrificios de sus familias que les proporcionan las necesidades que exige la separación del hogar paterno; y así vamos caminando paulatinamente, hacia el día que podamos hacer efectivas las obligaciones que desde ya conocemos y que deseamos cumplir con la mayor buena voluntad.
Pero llegado ese día, en que hayamos terminado nuestras tareas, cuando se nos haya dado un título honorífico en recompensa de nuestra contracción al estudio, cuando tengamos que poner en práctica esas luces adquiridas- ¿cómo podremos llegar a ser útiles al Estado?”(2)

La respuesta a esta pregunta, Antonio Medina y otros tantos que compartían sus ideas, la encontraron en el trabajo voluntario y desinteresado, fundando y dirigiendo instituciones culturales, económicas y de bien público que perduran hasta nuestros días, como la Sociedad Fomento Educacional, la Biblioteca Popular, el Club Tiro Federal, la Escuela Nocturna “Cristóbal Colón” y la Sociedad Rural, entre tantas otras que ya no existen.
Continuará


(1) MEDINA, Antonio. Páginas Sueltas: Colección de Artículos y discursos. Gualeguay. Editorial de W. Martínez. 1905. Pág. 11.

(2) MEDINA. Antonio. Artículo publicado en “LA AURORA” de Concepción del Uruguay. 25 de junio de 1876. En Páginas Sueltas. Ob. Cit. Pág. 12