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martes, 22 de julio de 2014

Educadores en Gualeguay en el siglo XIX (3)



Los ilustrados y su compromiso con la población (3ª y última parte)

Por el Lic Gustavo Cichero

 
Como se ha documentado en los artículos anteriores, los intelectuales de nuestra ciudad sentían la necesidad de encabezar los emprendimientos culturales nacientes. Es así que la primera comisión directiva de la Sociedad Fomento Educacional, consideraba que las personas tienen la responsabilidad y la obligación de comprometerse en las instituciones privadas, pues desde ellas se puede lograr el desarrollo y el crecimiento del país. Así se expresa en la inauguración de la Biblioteca Popular: “Es necesario que los hombres bien inspirados se consagren a llevar sus deberes para con su patria, en la forma que lo hace la asociación “Fomento Educacional”, que si bien es modesta y poco ruidosa o deslumbrante, tiene la ventaja de ser la más adecuada a nuestra situación y la que tiene que dar más benéficos resultados para la prosperidad nacional, que todo argentino desea y debe tener como ideal de sus nobles aspiraciones patrióticas”.(1)

Para este grupo de hombres, el amor a la patria va acompañado de un desarrollo ideológico e intelectual. Cuando esto falta, prevalece la vanidad y los intereses personales. La elite intelectual, veía que la individualidad del hombre es consecuencia de la industrialización y el capitalismo desmedido, que posicionan al “afán de lucro” en primer orden. Esta situación provoca un descuido intelectual y las letras entran en decadencia.
Antonio Medina consideraba que el grupo instruido de Gualeguay era “iluminado”, ya que trabajaba por el desarrollo de la ciudad y lo ponía de manifiesto con las siguientes palabras: “Nosotros en la esfera limitados que actuamos, no podemos quejarnos que no trabajamos por nuestro perfeccionamiento social, por nuestra cultura, por nuestro porvenir y grandeza. Vivimos de un tiempo a esta parte, en esa atmósfera saludable; anhelamos ese bien como un tesoro, que nos haga ricos de virtudes, y como una panacea, que cure nuestras dolencias morales.
Seguir adelante, es lo que debemos hacer; no desmayar en el cumplimiento de esa misión santa; dar ejemplo de que conocemos la importancia de la grandiosa obra que realizamos, y de los ideales levantados que perseguimos.

 
No dejar decaer los ánimos; aprovechar del entusiasmo que aún germinan en nuestros corazones por las empresas de tal género.  
Esa es la campaña que nos toca abrir o empezar para derrotar en el presente año, como en le anterior, al crudo invierno que se nos viene encima con su cortejo de frialdad, indiferencia, apatía y desaliento”. (2)
Pero no todos coincidían, en que “los progresistas” de Gualeguay, verdaderamente lo eran. Para otro sector de la población, eran solo exhibicionistas, que utilizaban estas instituciones para hacer propaganda de su persona.
A pesar de las críticas sufridas y la oposición local, este grupo de emprendedores, no claudicó en sus fines y continuó con su acción educacionista.

  

REFERENCIAS
(1)MEDINA Antonio. Inauguración de la Biblioteca Popular (4/9/1892) En Páginas Sueltas. Gualeguay. Imprenta de W. Martínez. 1905. Pág. 105.

(2)MEDINA, Antonio “En Pleno Renacimiento (en el Teatro Nacional con motivo de la velada literario-musical organizada a beneficio de la Sociedad “Fomento Educacional”) 23-4-1893. En Páginas Sueltas. Ob. Cit. PP. 113-114


FUENTES CONSULTADAS

*MEDINA, Antonio. Páginas Sueltas: Colección de Artículos y discursos. Gualeguay. Imprenta de W. Martínez. 1905. 251 p.

*PEREZ AMUCHÁSTEGUI A. J. Mentalidades Argentinas 1860-1930. Bs. As. Eudeba. 1977. PP 1-98