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domingo, 19 de mayo de 2013

EL PROFESOR COMO GUIA O LIDER DEL APRENDIZAJE



por Jorge Surraco Ba


Uno de los otros
Un Jasid que era íntimo del rabí Enoj  le preguntó
por qué hacía esperar horas a los jasidim que iban a verlo.
El rabí contestó:
-Si esperan en el vestíbulo hablan entre ellos de jasidut
y aprenden unos de otros.
Pero, qué podrían aprender de mí?
Cuento Jasídico


Si (el maestro) realmente es sabio,
no os pedirá que penetréis en la casa de su sabiduría,
sino que os guiará, más bien,
hasta el umbral de vuestro propio espíritu.
Khalil Gibrán - “El Profeta”


El sabio comienza por hacer lo que quiere enseñar
y después enseña.
La erudición que consiste en la memorización de hechos
no califica a nadie para ser maestro.
Confucio – Pensador chino de los siglos VI y V antes de esta era



Para poder explicar los términos de esta nota, es necesario reflexionar sobre algunas ideas que la sustentan y que van más allá de diferenciar u oponer como disyuntiva, el enseñar del aprender, en la medida que lo primero no presupone indefectiblemente lo segundo; en el convencimiento de que la enseñanza no puede eludir un alto nivel de abstracción frente a un proceso concreto, mensurable y práctico como es el aprendizaje y, que en algunas ocasiones (no siempre), puede ser la única forma de evaluar la efectividad o calidad de su supuesto agente provocador (el docente), teniendo en cuenta además que generalmente el estudiante tiene un concepto distorsionado por las convenciones sociales, de lo que es una buena enseñanza.

Se trata de ir un poco más allá y tratar de pensar el acto educativo y en tal propósito no se pretende ser original, sino solamente repetir a pensadores, adaptando sus postulados a términos aplicables a nuestras situaciones cotidianas. Me remito además a algunos conceptos del profesor Miguel Angel Scotet, expuestos en el diálogo que mantuvo con  profesores universitarios, transcriptos en el impreso “La formación Universitaria frente a la Explosión del Conocimiento”.

Así encontramos dentro de esta concepción, que educación es “praxis, reflexión y acción para transformar...”. Es un acto de comunión, un encuentro, donde los seres humanos se ayudan a “descubrir su palabra”, a “ser dueños de su propia voz”.  Así planteada, la educación es un acto de amor, en el sentido más comprometido, despojado y poseso de la palabra; de coraje, en el significado más enérgico, visceral y activo del término. Es un andar, sinuoso e inquietante hacia la libertad. Si logra sus propósitos, implica el paso de la conciencia mágica a la conciencia ingenua, de allí a la conciencia crítica y, como meta necesaria, la conciencia activa.

Desde esta perspectiva surge una educación dialogal, que se opone a la educación monologal, tradicional, “bancaria”, según el concepto de Paulo Freyre. Cuestiona a  esa educación que esgrime un supuesto regalo, una concesión supuesta, de los que supuestamente saben a los que no saben (supuestamente). Esa educación que el Prof. Scotet denomina centrada en el sujeto que enseña y donde (agregamos), el sujeto que aprende se convierte en objeto, en un depósito, una conciencia concebida como un espacio vacío que debe ser llenado por fragmentos de conocimientos digeridos por otros.

Educación dialogal no es igual a educación conversada. Significa que nadie educa a nadie; que tampoco nadie se educa solo y que sujeto que aprende y sujeto que enseña, se educan entre sí mediatizados por el mundo, por su contexto.

”Una universidad en donde todos formen parte de una comunidad de aprendizaje permanente. En donde, profesores y estudiantes sean aprendices;...” “...Conlleva la dosis de humildad necesaria de quien por su experiencia y capacidad, reconoce sus limitaciones, comparte sus conocimientos y aprende hasta el final de sus días lo mucho que desconoce.” “...donde aprender es una aventura compartida, fascinante, intrigante y necesaria,...”. (Scotet)

Se plantea a partir de aquí el otro gran interrogante referido a la finalidad de la educación dentro de un marco realmente democrático. Las experiencias históricas recientes demuestran que la educación debe buscar no sólo el proceso de individualización, de desarrollo de la singularidad (muy necesario y de incalculable valor para todos), sino también el logro de la armonía o de la reconciliación de esa singularidad con la unidad social. El crecimiento de la conciencia y reciprocidad sociales del individuo. Objetivo difícil que pone a la educación en un desafío de hierro. En este desafío, entendemos, que lo estético, el arte, puede jugar un rol fundamental.

“La estética, como dimensión intencionada a través de toda la educación, contribuye también, a luchar contra la indiferencia, la insolidaridad y la intolerancia y es una excelente estrategia de aprendizaje para contribuir al justo equilibrio entre la razón y el sentimiento, entre lo social y lo íntimo, entre el orden y el caos, entre lo real y lo imaginario”. (Scotet)

El arte es representación y la ciencia explicación del mismo mundo real.
Arte y educación están indisolublemente unidos en los procesos mentales básicos: percepción e imaginación.

Podría pensarse que este enfoque propone una educación exclusivamente empírica, cuando en realidad está reivindicando la teoría, no como sinónimo de verbosidad, de abstracción diletante y hermética. Teorizar en el sentido de contemplar con apego a la comprobación, a la invención, al estudio que implique mezclarse con lo real, fundirse en el análisis de lo que es; reflexionar sobre el propio proceso de aprehensión del conocimiento.

Más allá de la teoría cognitiva de las múltiples inteligencias de Gardner y gracias a la maravilla de las permutaciones de la herencia, cada uno de las personas es un ser único e irrepetible y que el trabajo del docente, aunque se lo proponga, no podrá ser igual para todos. Cada uno construirá los contenidos a partir de él, pero fundamentalmente a partir de sí mismos, por lo que debe estar abierto a ese proceso y también, dispuesto a aprender.

Estas ideas, no son de la propiedad del autor de esta nota. Sus dueños, entre otros son: Platón, J.J. Rousseau, Herbert Read, Paulo Freire, Lugones Staford, J.B. Aquino, A.S. Neil con “Summerhill”, León Herman con “Sentir y Pensar”, Wimpi con “El Gusano Loco”, los maestros Jasídicos, Derviches. Confucionistas  y Taoístas, removidos y actualizados, por los planteos del profesor Miguel Angel Scotet y que nos muestran los aspectos básicos a tener en cuenta ante la explosión actual del conocimiento y su difusión tecnológica, que hace necesaria a la presencia de profesores facilitadores o mediadores del aprendizaje.


Un viaje muy largo se inicia con un solo paso.
Texto Taoísta – 300 años antes de nuestra era

                                                                             

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